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sábado, 27 de diciembre de 2008

Marco Valencia


El verde de su obra es algo que deja siempre una frescura de alma y una de estas noches tuvimos la oportunidad de penetrar el santuario de Marco Valencia quien nos recibió en su estudio con un vino muy escogido y manjares de musas. Ya había tenido la oportunidad de ver el nuevo concepto en la obra de Marco Valencia, la pincelada se abre, se alarga se suelta dejando ingresar el impresionismo a sus colecciones, y siempre conservando el detalle de los espacios idílicos que representa en su lienzo.
Las impresiones de color yuxtapuestas en la tela contornean las figuras y le da vida propia al cuadro haciendo al color el principal protagonista en la obra
Marco tiene la grandiosa cualidad de captar las impresiones muy intimas, lugares que existen en su creatividad pero que se replican en algún lugar de la tierra.

La dama de los Volcanes de Izalco


Buenos días Señora,

Señora, vuestra personalidad llena completamente toda la estancia, incluso los más ínfimos rincones. No sé, la verdad, si sois la Dama del Lago pero de seguro si sois la Gran Dama de los Volcanes de Izalco.

Vuestros ojos, su maravilloso color, son el puro reflejo de la fértil tierra de vuestros países, de sus bosques, de sus profundos lagos, de sus ríos de lluvia, de sus prados, de sus playas. Vuela el Quetzal pero vuestros ojos, mi Dama de los Volcanes de Izalco, brillan más que todos los colores del ave, Incluso diría que por vuestros ojos me llega el olor de la tierra caliente mojada tras una tormenta, con el profundo sentir del café.

Sólo con vuestra sombra, Señora, se amontonan en mi mente las maravillas de vuestros dos países Guatemala de nacimiento y El Salvador de adopción. Los colores, los sabores, los perfumes, el calor de la gente, los trinos de los pájaros, el movimiento de las hojas intentando aliviar la temperatura.
Os imagino, Señora, paseando bajo el Arco de Santa Catalina, subiendo las gradas del Gran Puma, deslizando pulcramente vuestros pies en las cálidas aguas del Pacífico, observando a lontananza las profundas aguas del Atitlán que cual espejo de cristal veneciano se impregna de las imágenes de los volcanes, hablando con una pequeña indita acerca del colorido de sus telas, de sus vestidos y también, como no, con vuestro pincel en la mano dando vida a la tela que tenéis delante, la vida de los colores y calores que tanto amáis....

Pero las grandes damas no lo son por sus títulos, si no por su comportamiento y por lo que representan. Vos sóis capaz de respetar el intento de concierto de un vagabundo con un trozo de guitarra al que le faltan algunas cuerdas y, asimismo, estar sentada, disfrutando con lágrimas en los ojos, de una buena guitarra que os transmite un Concierto de Aranjuez excepcional en uno de los templos sagrados de la öpera.
Vos que dáis tanto amor a vuestro trabajo, a vuestros hijos, a vuestros seres queridos, a vuestras ilusiones, a vuestros proyectos, vos sois mi ilusión, y sois a la vez mi particular Dama de los Volcanes de Izalco y mi salvadoreñita querida.

Feliz día mi Dama.

de vuelta la luz


Poco a poco las imagenes se iban borrando y solamente aparecían fantasmas incoloros y traslucidos en mi visión. de repente vi los colores poco brillantes, sin vida, pálidos, inhertes, cadavéricos, espelusnantes, brumosos, descoloridos, y que se yo cuantos adjetivos mas podría escribir lo que poco a poco iba percibiendo a través de mi ojo derecho. Consulte con los mejores especialistas, y al final descubrieron una catarata en mi ojo derecho la cual caudalosamente crecía a diario. Tener una catarata no es cosa fácil, pues para mi pensar en las cataratas del Niagara, de Iguasu, Las Victorias, El Salto del ángel, solo me transfieren frescura, color, animo, vida, caudales y torrentes. Mi catarata tenia menos que eso y es que su caudal provenía de un río de corticoesteroides tomados desde niña por un problema bronquial. Carlos Andrés Lopez, la describió como una preparación para la Navidad por sus múltiples colores, era una acumulacion de partículas en el parabrisas de mi ojo que semejaban luces de árbol navideño. A partir de este momento la apodamos la Catarata Navideña, y fue así como después de algunas visitas a la clínica decidimos extraerla y reemplazarla por un lente. Nerviosa para variar, pero con la convicción que esta intervención seria la solución a mis problemas de visión. Una cirugía indolora totalmente, sin molestia alguna y con una recuperación muy rápida. El resultado : De vuelta a la luz, volvieron los colores, los brillos, y la nubosidad desapareció. La luz me dio a luz y veo ahora la Luz sin la Luz.. Luz se llamaba mi madre que casi pierde la vista, ahora me asemejo mas a ella con un brillo especial en los ojos.
Foto Katt Hernandez, Cielo en San Salvador