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martes, 22 de febrero de 2011

Noches de bohemia con el tango uno


Diciembre de 2010, terraza de la casa en la Vía del Mar, el sótano de mi estudio de pintura, como le llamo despectivamente. Entre copas y tertulia, a media luz, y repentinamente los recuerdos se agitan y afloran entre el vino y la conversación con Meybell y Alex, recordando el reciente regreso de Fredy al Ecuador; mis tres amigos de la compañía Ecos, quienes acompañaron mi fin de año y con quienes compartimos interminables horas de Bohemia.
Sin saber a qué hora y de donde, Meybell mueve una silla tapizada en replica de piel de animal y la coloco en terraza, a la que convirtieron en escenario improvisado y sin ensayo, sin orquesta, sin público, sin cortinas de terciopelo negro ciruela empolvadas nada más que mis ojos impactados y llorosos por la sorpresa de ver ante mí la interpretación de uno de los tangos más intensos de este género musical, interpretados por la señora Susana Rinaldi, el tango uno, el que comenzaron a interpretar.
No puedo describir en estas palabras, como con la silla en medio del improvisado escenario, ella descargaba todas sus esperanzas, su espera, su amor, sus ansias. Súbitamente desde la obscuridad su figura masculina y atractiva sale por el pórtico de vidrio, entre velas y copas vacías. Ella espera, desolada, con sus pies en puntas, sus tacones gastados, retorcida de dolor y angustia, de celos y pasión. El se acerca lentamente al son del bandoneón, y la tira hacia su torso; la música continua, y suavemente inicia el balance al compas del tango uno
Uno dos y
Uno busca lleno de esperanzas
Vuelta la enreda entre sus brazos hacia
el camino que los sueños
y la alza al cielo recordando las palabras que
prometieron a sus ansias.
Se miran fijamente, se sueltan y piensan porque ella
Sabe que la lucha es cruel y es mucha,
Y el la suelta y la deja sola
pero lucha y se desangra
y regresa en cuatro y cinco, con pasos sobre el piso
por la fe que lo empecina.
Se miran fijamente el uno al otro mientras el la alza y la baja deslizando su cuerpo contorsionado vuelto en
Uno va arrastrándose entre espinas,
y en su afán de dar su amor
sufre y se destroza, hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón.
Regresan y coinciden en los torsos ya sudando por la fuerza y por el
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
o un amor que lo engañó;
vacío ya de amar y de llorar
tanta traición...

sus brazos dibujan figuras inconclusas, sus músculos su manifiestan haciendo figuras que resaltan en la obscuridad sombreada por un par de reflectores, sus manos se aferran a sus cuerpos gritándose en silencio, la toma por la cintura la eleva al cielo girándola presentándola a los astros y las estrellas y después la deposita al piso tratándola de hundi a los mas profundo de los avernos . Se alejan en diagonal , de espaldas, convergen en el centro, se miran, ella sube la pierna a su espalda, giran, saca, ella en punta, torso recto, brazos empuñando una verdad
Si yo tuviera el corazón,
el corazón que di;
si yo pudiera, como ayer,
querer sin presentir...
Cinco y seis y ocho adelante y atrás, saque alto y mirada fija a los ojos

Es posible que a tus ojos,
que hoy me gritan su cariño,
los cerrara con mis besos
sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir...

luego seis y siete y comienzo en uno dos ocho atrás, pívot, ocho adelante bolea, alargan los brazos, la suelta , y ella se aferra a la silla con toda su alma pidiendo pasión y compasión al mismo tiempo,

Si yo tuviera el corazón,
el mismo que perdí;
si olvidara a la que ayer
lo destrozó y pudiera amarte...
Me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...

Poco a poco la respiración se acompasa al ritmo del tango, baja el ritmo cardiaco y dos almas bañadas de pasión por la música y el baile gritan sin hablar como muchos otros quisiéramos decir en voz alta


Pero Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte.
Dulcemente la toma entre sus brazos, la deposita en el suelo , la levanta, ella se mueve con la gracia del viento y dentro de si pide a gritos
Déjame que llore como aquél
que sufre en vida la tortura
de llorar su propia muerte.
Exhausta de locura y de cariño se incorpora poco a poco y se vuelve a sus brazos, el la abraza entre sollozos y con furia la rechaza y la mira con tristeza, luego la incorpora nuevamente hacia su pecho y al fondo suena la Rinaldi cantando con esa pasión argentina

Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor.
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar...
Pero un frío cruel, que es peor que el odio,
punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor,
maldijo para siempre y se robó
toda ilusión...
Y luego uno adelante , dos al lado, por el piso, bolea
Y los tacones se escuchan en viejo estudio de danza de Ginebra
Mientras el metro pasa de largo y hace frio y yo recuerdo este diciembre con lagrimas de nostalgia

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