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sábado, 25 de julio de 2009

Homenaje a mi padre en sus 25 años. "Porque cuando descubras que he muerto comenzarás a vivir..


Recuerdo hace 25 años, un 25 de julio de 1984. Cuando la música de Michael Jackson sonaba en la femenina, la radio favorita de mi juventud. Era el año de finalización de la promoción del Sagrado Corazón, había un corre corre por los anillos de graduación, la despedida, las fiestas, todo era ilusión y esas ganas de salir todas con rumbos diferentes, quien sabe dónde, rumbos perdidos que algún día convergerían no importa donde, las ansias de juventud eran grandes mientras que en el Gimnasio Nacional Adolfo Pineda de la Flor Blanca, retumbaban los barriles de la Barra marista con el “león jodido”, con el “ apágame la vela “ de la barra Chaleca, un mundo adolecente completamente distinto al de esta época.
Esa tarde me desperté muy temprano pues tenía examen en el colegio, recuerdo que Anabelle Bautista me había prestado un cuaderno para copiar algunas clases y con la carrera de la mañana para esperar el microbús en la esquina de la calle los cipreses de la colonia La Floresta, justo enfrente de la casa de Los Zelaya y de los Monterrosa, escuche un grito profundo, algo lejano , enorme, como que se lo tragara el agujero negro más grande del universo; no sabía que este día marcaria el resto de mi vida para siempre.
Llegue al colegio Sagrado Corazón en la colonia Escalón, un colegio para niñas de clase Media Alta, muy tradicional, todavía utilizábamos los restos de escudos de oro, antes de darnos los pintados de la nueva era, después de los Concilios y Puebla, las calcetas dobladas y el cinturón azul a la cadera tratando de mostrar nuestras juveniles pantorrillas. Esa mañana al ver que se me había olvidado el cuaderno decidí regresarme en autobús desde la colonia Escalón hasta mi casa en La Floresta. Todavía no se como me aventure a burlar la vigilancia de la hermana Adela, sin embargo recuerdo haber llegado a casa y encontrado a mis padres tomando un suculento desayuno.
-Buenos días dije. Lanzando la broma de que bien desayunaban.
Mis padres se sobresaltaron al verme llegar del colegio y mi padre me dio un “aventón” al Salvador del Mundo en su Datsun amarillo y me dejo para tomar el autobús ya cerca del colegio. Recuerdo su frase: estudia mucho hija, y me estampo un beso en la mejilla.
Hacía ya más de un año que habían estado juntos la Lucy mi madre con el poeta, Hildebrando, mi padre, bajo la protección del pintor Polanco, quien en esa época vivía en México. Hildebrando se sometió a una operación de corazón abierto en el Instituto Mexicano de la Seguridad Social, cambiándole dos válvulas: La aortica y la mitral, lo cual cambio completamente su vida. Los que no creen que es el corazón el que ama deberían haber visto el cambio del poeta después de su “afinado Mayor”, su inmenso corazón creció más y fue donde con conoció a la comunidad carismática católica de México y donde tuvo su encuentro con el Señor, ambos vieron a la Virgen de Guadalupe cada uno por separado, era un presagio de la separación.
Era día martes, estábamos en el grupo de oración de los Córdova, nuestros vecinos de infancia, recuerdo que Hildebrando decía verse vestido de blanco con un coro de ángeles celestiales a su lado, recuerdo muy bien ese día, era un martes y mi padre estaba feliz.
La tarde del 25 de Julio, caí en un sueño profundo, luego el timbre del telefono sonó, era Delmy Lopez su amiga y secretaria, una mujer rubia muy guapa, que me dijo -tu padre se ha puesto mal- busca las tarjetas del seguro. Apresurados y yo ya con un presentimiento terrible en mi corazón nos fuimos mi Hermano Mario y mi madre a la Policlínica Salvadoreña, sobre la 25 avenida Norte, y fue allí donde lo vi tendido en capilla ardiente.
Sonaban las noticias en la KL, con las típicas campanadas de duelo, Murió el Poeta, paz a sus restos mortales, mi padre, vestido de blanco había ascendido al cielo.
Gracias Hildebrando por haberme heredado tu amor al arte, tu dones, por haberme engendrado bajo una lluvia de estrellas y bajo los acordes de la guitarra en el Concierto de Aranjuez gracias por haberme traído al show de este mundo, sin aparatos kelvinator, sin ser del ateneo ni del partido, te amo por ser como eres, porque fuiste y serás el mejor padre del mundo, “porque cuando descubras que he muerto comenzaras a vivir”

2 comentarios:

Alicia Herrera Rebollo de Galvez dijo...

Que puedo decir? me sacaste las lágrimas! Se que no es facil perde a un padre a la edad que lo perdimos tu y yo. Pero Dios es nuestro Padre. Muy lindo lo que escribiste, sin duda con toda la herencia en tus venas y en tu mente.
Bendiciones!

Unknown dijo...

Muy bonita memoria de su padre, sin duda el hacedor de todas sus cualidades, saludos y la acompaño en ese sentimiento, un abrazo.